viernes, 30 de abril de 2010

Viernes: Siem-pre se-rás miamiiii goo, no impoooo-rtaa naa-da maas


Es común decirles a nuestros amigos muchas frases trilladas:
“contá conmigo”, “yo estoy ahí”, “Voy a estar para lo que necesites”
Como consecuencia de dar la palabra pueden ocurrir dos cosas: que nos borremos y que el “sea lo que sea” se convierta en un “sea cuando pueda”; o bien, que nos hagamos cargo. Lo más probable es que nos hagamos cargo SEA LO QUE SEA.
Así es como terminamos noches enteras reflexionando, pensando posibilidades, filosofando. Así se pasan las rondas de mate, entre risas y lágrimas. Así se pasan las calles y los colectivos, entre caminatas y vueltitas por ahí.
Siempre vamos a estar. Hay circunstancias de todo tipo, depresiones, fallecimientos, dudas, melancolías, encrucijadas.
Una de esas ocasiones en las que tenemos que estar es después de una relación, o un intento de relación. Nos tenemos que sentar con ella, nuestra amiga (esa a la que le querés gritar que deje de llorar, porque vos le habías avisado que esto iba a pasar, pero a la que tenés que mirar con una sonrisa comprensiva) y simular que tenemos toda la paciencia y el tiempo del mundo, porque al fin y al cabo es nuestra amiga y le tenemos toda la paciencia y el tiempo del mundo.
Entre lágrimas, chocolate aireado y pañuelitos tissué nos cuentan detalle a detalle lo que pasó, verificamos juntas todos los indicios que avisaban el fin de la historia, vuelve a llorar, se limpia los mocos, volvemos a repasar todo, ponemos la pava de nuevo, nos dice cómo fue todo, qué pasó, cómo fue que se dio cuenta lo basura que era ése (porque después de haber sido ÉL, pasa a ser ÉSE), revisamos lo malo, lo bueno, hacemos hincapié en lo malo para que no llore de nuevo, para que no sea tan doloroso…y nos tragamos uno por uno, nuestros mil millones de telodije.
Después de completar el análisis forense (que no toma horas ni días, suele llevar meses), quizás –y sólo quizás- nuestra amiga haya salido del pozo.
Y claro, estamos ahí, sea lo que sea. Por una amiga somos capaces de tener que querer y aceptar a sus novios, y pasar raudamente a odiarlos; nos obligan a decidir entre polos opuestos, nos dejan en lugares incómodos. Por eso queremos tanto a nuestros amigos. Aunque se enamoren y se desenamoren y suframos con ellos…a pesar de ello, y por ello…porque sabemos que cuando nos pase, van a estar para cebarse unos verdes bien dulces, que contrasten con nuestra amargura.

4 comentarios:

  1. ODIO NO PODER PONER SANGRÍAS!

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  2. jajaja!! me mato el comentario!!

    Una grosa como siempre!!

    Me encanto como dejaste el blog!!

    Besotes!!

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  3. Buenas noches!!! me encanto el comentario. Yo tuve q pasar de odiar (no lo podía ver)al ex de una amiga a tener q almorzar con él pq se reconciliaron, convivieron y luego se casaron... Y sí, como dice viernes en su excelente comentario de hoy, las amigas tenemos q estar ahí... pase lo q pase... y lo MÁS importante:decidan lo q decidan de su vida nuestras amigas... Un beso, Dalia.

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  4. Por suerte están las amigas para ponerle malas caras a los ex que una ya no ve mas! Eso hizo mi amiga MIERCOLES y ntra comentarista deportiva invitada jeje.

    VIERNES: CONCUERDO CON LO DE LAS SANGRIAS! Es lo primero que hago en el word cuando empiezo a escribir.. Cuando seamos famosas propongamos las sangrias para blogspot

    =P

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