La vida, así como la historia de la humanidad, va pasando por diferentes etapas. Etapas de superación, de crecimiento, de conocimiento. Por ejemplo cuando era nena me gustaban los nenes carilindos, pero desde los quince años en adelante me gustaron los chicos que tuvieran algún rasgo de masculinidad, como la espalda ancha, la cara algo dura, cuadrada, y la nuez de Adán.
De chica, no quería tener hijos, me parecía innecesario tanto sufrimiento. Después fui creciendo y mi mamá me repetía que el sufrimiento era mínimo y después te llenabas de alegría. Siempre se puede adoptar, pensé. En la adolescencia y con la llegada de un nuevo integrante a la familia me di cuenta que la adopción era una decisión muy noble, pero uno debe tener sus hijos, quería tener una cosita tan bonita y dulce como esa personita que había nacido, alguien por quién vivir. Nunca quise ser una Susanita, nunca jugué a la mamá y rara vez a la casita, así que el plan era ser una madre soltera, así no iba tener que estar aguantando a nadie.
Hoy, después de 3 años de estudiar, y aunque el título sigue estando lejos (recursar dos materias puede atrasarnos más de lo que creemos, pero también maduramos más de lo que esperamos), y claro, con más años encima, cambié de idea otra vez. Quiero una familia en la cual tener apoyo y amor. Compartir la vida con alguien. Supongo que por eso se casaron mis padres. Supongo que por muchos otros motivos se divorciaron. No pudieron encontrarle la solución a sus problemas, después de 22 años de casados. Así que ahora soy “hija de divorciados”, y a pesar de lo raro que suena, es lo mejor para todos, de verdad.
Nunca se sabe cómo pueden terminar las cosas, sólo sabemos lo que sabemos hoy, mañana son solamente supuestos. No sé que pase, pero lo que pase será por algo.
Mi primito, el que llegó último a la familia es fanático de una lindísima película animada, se llama Kung Fu Panda. En ella la tortuga sabia dice:
“El ayer es historia. El futuro es un misterio. Pero el hoy es un regalo, por eso lo llamamos presente”
Perdón, hoy no estaba muy inspirada...
Besos
Viernes
Tomar mate entre amigos es una situación única. Es casi una ceremonia dónde compartimos no sólo el mate, sino también miles y miles de conversaciones...Cosas para decir. Todos tenemos miles de cosas por decir. ¿qué pasa con todo eso que se nos ocurre y queda por ahí, flotando en un lugar entre nuestra mente,el mate y el aire?... Mateando entre amigas es precisamente eso, un lugar donde plasmar lo que opinamos, esperando que alguien lo lea y lo comparta.
Me encantó tu nota amiga. Sobre todo porque no creo en eso del "nunca cambies" porque no tiene gracia que en la vida seamos los mismos, no cambiemos, es decir que no maduremos. El no cambiar habla muy mal de nosotros, creo que se lo escuche decir a nuestra diosa Parole la Negra Vernaci..
ResponderEliminarA mi me gustan los cambios, siempre hay algo positivo en ellos, aunque duelan.
Hola!!!
ResponderEliminarYo ya habia dejado un mensaje, pero, no se que paso!!
la verdad es que cambiar es lo que siempre tenemos que hacer, ir evolucionando, porque solo asi seremos mejores personas!!
Muy bueno como siempre!!
besotes!!