VIERNES: Entera o a pedazos

Ahora no hay nadie en casa. Me acerco al espejo. Entonces suceden días como el de hoy. Días en los que nos aceptamos sin darle muchas vueltas al asunto. Porque hay días así: hay días en que vemos lo bueno que tenemos y hay días en que vemos lo malo. Hay días en que solamente nos vemos. El resto de los días convivimos pacíficamente, cual ying y yang, con nuestros Mr. Jakill y Mr. Hayde privados. ¿Cuál es el bueno y cuál es el malo? Depende, como decía un profesor de la secundaria, de “como lo sientas”.
Hoy es uno de esos días: Esto es lo que soy. Hoy es un día para dejar el tapador de ojeras guardado. Dejar todo lo que cubrimos atrás. Hoy saco todo lo que escondo. Digo que extraño el perfume de mi casa. Que quisiera tener varios kilos menos, la cabeza no tan chiquita y el culo no tan grande. Que quiero estar plena. Que no sé qué quiere decir estar plena. Hoy no sé muy bien quién es esa que me mira desde el espejo. Hoy no creo lo que me dicen los mensajes de texto. Hoy no sé cómo quiero tener el pelo. Hoy soy demasiado bruta para estudiar Lo Que Estoy Estudiando. Pienso que hoy estoy fastidiada de la música que me gusta escuchar. Digo que quiero estar tirada en mi cama todo el día y salir a caminar por todas las ciudades lindas del mundo. Hoy no quiero leer ni un renglón más. Hoy no quiero estar acá. Quiero llenar mis pulmones con aire frío de una mañana patagónica. Hoy lo asumo, no soy para nada fuerte. No sé qué va a ser de mi vida. Espero que pase algo ya mismo. Quiero estabilidad. No quiero vivir en esta monotonía. Incluso hoy me siento Susanita. Hoy detesto profundamente a Susanita por querer casarse con Sabe Quién. Hoy no tengo falsas sonrisas. Hoy quiero ser libre. Hoy me acepto con todo esto que soy hoy. Hoy no me aprecio ni un poquito. Hoy lo acepto, sin fortalezas: quiero que alguien piensa en mí. Hoy me da miedo la calle. Hoy lo grito a mil voces: no puedo con todo…
Y así me libero, me quiero, me siento bien, me voy aceptando con todo esto que soy hoy.