lunes, 21 de febrero de 2011

Mis primeras cuatro

Por LUNES

Falta menos de una semana para la entrega de premios más famosa del mundo: los Oscar. Cada febrero se otorgan los Academy Awards, ceremonia de las más vistas alrededor del globo. Y, como todos los años, a esta matera le agarra la histeria oscarense. Siempre quiero ver la mayoría de las pelis posibles para evaluar los ganadores, no me gusta hablar porque sí aunque a veces las estadísticas ayuden un poco.

Este año son 10 las nominadas, algunas ya se han estrenado acá, otras aún no. Y como intenté hacerlo el año pasado, este pretendo ver todas las nominadas a Mejor Película -o la mayoría, por lo menos las más altas en las apuestas a llevarse la estatuilla-. Como no tengo entradas suficientes para hacerles un comentario de cada una, les hago un resumen de las 4 que pude ver, tres de ellas de las más populares.

La red social (The Social Network)

Dirigida por David Fincher, esta película de 2010, es una de las favoritas en los Oscar y fue la gran premiada en los Golden Globes (ganó 4 de los 6 en los que estaba nominada). También arrasó en taquillas, recaudando más de 96 millones de dólares en Estados Unidos (al 13 de febrero) ya sobrepasando, en la semana de estreno, los 20 millones en ese país.

Un fenómeno de menos de 10 años llamado Facebook está convirtiendo a su película en un fenómeno también. Basada en el libro de 2009 de Ben Mezrich Multimillonarios por accidente: el nacimiento de Facebook. Una historia de sexo, drogas, talento y traición, relata paralelamente dos juicios hacia Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), el creador de esta red.

A lo largo de dos horas de película, el litigio iniciado por Eduardo Saverini (Andrew Garfield), “co-fundador” y, el otro, por los hermanos Winklevoss (Armie Hummer representando a Cameron y Tyler) permiten un recorrido por la historia de la red social más popular del mundo, por la vida de su creador (o creadores) y su vínculo con Sean Parker (Justin Timberlake), fundador de Napster.

El director es el mismo de éxitos como Pecados capitales (1995), El club de la pelea (1999), La habitación del pánico (2002) y El curioso caso de Benjamin Button (2008), de la poco popular pero de muy buenas críticas –y de calidad- Zodíaco (2007) y quien se encargará de la versión norteamericana de la sueca Los hombres que no amaban a las mujeres (The Girl With The Dragon Tattoo), basada en la famosa trilogía del fallecido escritor y periodista Stieg Larsson.

El mes pasado arremetió contra los críticos que elevan a La red social al status de “película del año”. Para él, el film esta siendo sobrevalorado, lo que no permite que se convierta en algo “culturalmente relevante”. Para mí algo de esto pasa. La red social no es una película maravillosa pero entretiene y no aburre. Es un film constante, narrativo todo el tiempo, no se detiene en la descripción, lo cual puede ser algo positivo pero para mí -sobre todo en comparación con las otras nominadas- constituye un defecto. El director es magnífico, pero se queda corto, sobre todo pensando en El curioso caso… Más precisamente se queda en la bio-pic.

Quizá la Academia me sorprenda nuevamente (como el año pasado cuando Avatar NO ganó el Oscar a Mejor Película) y La red social no se lleve el premio mayor. ¿Se merece estar entre las nominadas? Yo creo que sí. La historia es consistente aunque deja vacíos (por ejemplo el juicio de los Winklevoss), las actuaciones son de lo mejor (especialmente las de Rooney Mara, Garfield y Eisenber g–un más que molesto Zuckerberg) y con algunos deleites visuales que, al principio, prometen más de lo que uno debería esperar.

El discurso del rey (The King’s Speech)

Otra de las favoritas, la más “oscarizable”, la que es probable que gane. Esta película dirigida por el inglés Tom Hooper está basada en la lucha personal de George VI para sobrepasar su tartamudez, uno de los límites cotidianos que más afectan su vida –y carrera. La película visualmente sigue una estética que busca alejar al espectador de la época actual para acercarlo al ambiente de los años 30 del siglo pasado.

El film relata la historia de “Bertie” (Collin Firth), hijo menor del rey George V (Michael Gambon), antes de la muerte del monarca, llegada al trono de su hermano Edward VIII (Guy Pearce), posterior abdicación de éste lo cual lo convirtió en George VI, nuevo rey del Reino Unido. Recorre el esfuerzo para mejorar su dicción y así ser un digno miembro de la realeza. Luego de varios tratamientos fallidos, su mujer Elizabeth (Helena Bonham-Carter) encuentra al poco ortodoxo Lionel Logue (Geoffrey Rush) quien termina ayudándolo en más de un aspecto.

A pesar de haber recibido reproches relacionados al poco involucramiento histórico y a la falta de toma de partido y de crítica hacia la monarquía del Imperio, este film, desde mi punto de vista, no esta orientada a lo histórico-social sino a lo individual del protagonista, de su drama personal.

Las actuaciones no tienen desperdicio. Si Firth gana el Oscar lo tiene más que merecido, al igual que Rush y Bonham-Carter (nominados por sus roles de reparto). Esta última presenta un cambio particular, al alejarse de los personajes freaks que venía interpretando –Harry Potter, Alicia en el país de las maravillas, Sweeney Tood- y comprueba lo gran actriz que es.

La dirección es sobria, juega más con los colores que con los planos e innova poco. Quizá se deba a que el director ha basado su carrera en miniseries y películas para TV. Por ser uno de sus pocos largometrajes para la pantalla grande esta película podría superar las expectativas pero quizá se deba más a los actores que a cualquier otro aspecto.

Cisne negro (Black Swan)

Darren Aronofsky vuelve con otra película oscura. El director de El luchador (2008) y Requiem por un sueño (2000) se mete en la mente de Nina Sayers (Natalie Portman), bailarina clásica que aspira al papel principal de El lago de los cisnes. Lejos de ser una película de bailarinas, que critique o describa el mundo de la danza, se muestra el mundo interior de la protagonista y la metamorfosis personal y artística para convertirse en el cisne negro.

El juego que el director realiza entre lo claro y lo oscuro de la imagen se asemeja a lo bueno y malo del personaje, al juego entre la realidad y la fantasía de aquello que Nina vive o cree vivir. Esta oscilación entre lo que ocurre en su mente y lo que existe lleva a que el espectador se cuestione lo que realmente pasó y lo que está en la cabeza de la protagonista. Algunos de estos misterios se develarán en última instancia pero dejan un vilo de duda por lo menos hasta el final.

Aronofsky utiliza de manera abundante los primeros planos, aprovechándose así de la cara de buena y elegante de Portman. Al igual que su personaje es “hermosa, temerosa, y frágil” -palabras dichas por el coreógrafo Thomas Leroy (Vincent Cassel)- pero la perfección consta en “dejarse llevar”. Así lo hacen la actriz y la bailarina: Portman y Sayers se dejan llevar, se transforman para ponerse en el cuerpo de la gemela malvada.

No sólo el papel la está destruyendo, como dice su madre (Barbara Hershey) sino que el vínculo enfermizo que ambas tienen cumple un papel influyente, al igual que el retiro de Beth (Winona Ryder), la relación con Thomas y su paranoia en cuando a su compañera Lily (Mila Kunis).

Definitivamente Cisne negro es una de las mejores películas de lo que va del año, sin embargo no es lo suficientemente trascendental para hacerse con el Oscar. Es bella de ver, aunque oscura. Que mantenga en vilo al espectador y que lo deje pensando hasta incluso terminada es un plus que a este film le sienta bien.

127 horas (127 Hours)

Este año el director inglés de la ganadora de los Oscar a la producción 2008 (¿Quién quiere ser millonario?) buscará repetir el galardón con su última película, basada en hechos reales: 127 Hours. La historia del alpinista Aron Ralston también podría ganar la estatuilla en otras cinco categorías que incluyen, entre otras, Mejor Dirección (Boyle), Mejor Guión Adaptado (Boyle y Simon Beaufoy) y Mejor Actor (James Franco).

En una hora y media se recorre la travesía del montañista desde el día que sale de su casa a una excursión por Utah. Sin avisar a nadie, Ralston emprende un viaje que va documentando con su cámara fotográfica y su filmadora. El día de su partida conoce (y ayuda) a Kristi (Kate Mara) y a Megan (Amber Tamblyn) quienes se perdieron buscando el camino al Cañón Blue John. Luego de separarse de ellas decide bajar por una de las gritas del cañon asegurándose de que cada cosa de la que se agarre se encuentre firme. A pesar de sus esfuerzos una roca se desprende atrapando su mano y antebrazo entre ella y una de las paredes de la grieta. Sin posibilidades de mover la piedra para liberarse, Ralston empieza su lucha por sobrevivir.

Lejos de estar confiado en su suerte, adrenalina y agallas, el protagonista calcula las horas y días que le quedan de vida y comienza a contar las horas atrapado. Teniendo sólo pocos minutos de sol por día, pocos mililitros de agua y nada de comida empieza a apreciar no sólo estas cosas sino las situaciones vividas antes de aquel día, cosas que había dado por contadas y hasta menospreciado.

Boyle comienza jugando con una pantalla partida en tres, con videos de una tribuna en algún partido. Vuelve a retomar esta escena en uno de los flashbacks. Es precisamente este recurso el que abunda en el film. El personaje va y vuelve en sus memorias y en el tiempo. Se adentra de este modo en los sentimientos, en los recuerdos, en la cabeza de Ralston. Al igual que en ¿Quién quiere ser millonario? el director se hace de las situaciones del momento actual del discurso para volver en el tiempo de la historia personal del protagonista.

Franco es el protagonista indiscutible, apareciendo en el 100% de la película, pocas veces acompañado, estando sólo en su mayoría. Quizá sea por esto que el film hace uso constante de los primeros y primerísimos primeros planos al actor, además de ángulos poco convencionales –diferentes a un ángulo central- en el cine que estamos acostumbrados a ver.

Boyle entra y sale de la cabeza de su protagonista, también entra y sale de la cámara de filmación. Utiliza este medio para conectar al enunciador omnisciente con aquel creado por el escalador, aquel al que está destinado el video, a quien encuentre a un Ralston que ya se supone muerto.

¿Y qué pasa con el Oscar? Para mí es la película que debería ganar. De las cuatro que vi es la que más “completa”. De las actuaciones, pasando por la dirección, el montaje, la historia, el guión, la fotografía, el sonido es la que más cierra, donde todos los elementos se confluyen para hacer una obra de calidad. Es mi preferida aunque dudo que se alce con la estatuilla.


PERDÓN POR LO LARGO DE LA ENTRADA, PERO NO ES FÁCIL RESUMIR CUATRO PELÍCULAS Y QUE QUEDE ALGO RAZONABLE

1 comentario:

  1. La de Facebook, a ver...es re común, esta bien hecha, si, buenas atuaciones, si, pero la idea no es de Oscar...El cisne negro me encantó, me gusto ella (está genial en su papel), buena ima´gen, ni hablar de la música, pero el final me parece demasiado obvio...
    Con esto me queda decir q tengo q ver 127 y E discurso..., YA!
    Nos msjeamos el domingo????????

    ResponderEliminar