Queridas/os lectores, nos hemos tomado el atrevimiento de usurpar la entrada vacía del día domingo para contarles nuestra travesía del fin de semana. En realidad pensaba (yo, LUNES) escribirla en mi día pero dado que fue compartida con MIÉRCOLES también compartimos esta publicación.
Corría el día viernes y con MIÉRCOLES estábamos debatiendo si salir o no. La cuestión es que pensándolo bien llegamos a la conclusión que probablemente ayer que pasó podría ser el último fin de semana que podríamos salir, por lo menos por mucho tiempo. Entonces nos decidimos y nos pusimos en búsqueda de nuestro destino nocturno. Tras pensar en varias opciones de lugares conocidos y por conocer decidimos quedarnos con un viejo conocido y adorado lugar, testigo de muchas de nuestras babas y culpable de muchos pre-infartos. Decidimos quedarnos con ese boliche que hasta las materas no-bonaerenses aman aunque nunca hayan ido. Fuimos a nuestro “santuario”, una vez más no nos podía fallar.
Como todos los fines de semana, teníamos la fe de pasarla bien aunque íbamos sin esperanza en cuanto a hombres. Fuimos muchas veces a bailar las dos solas y siempre la pasamos bárbaro a pesar de ser sólo las dos. Esta vez decidí hacerle caso al “sexto sentido” de MIÉRCOLES que tenía fe acerca de nuestra noche.
Desde que llegamos hasta eso de las 3.30 la noche transcurrió normal, el lugar se iba llenando, estaban pasando música buena y los chicos más lindos empiezan a caer después de las 4 así que teníamos poco y nada en mira. Como hacía mucho calor (tengo la teoría de que apagan los aires para que la gente consuma, ya que antes de cierta hora y entrando como invitado no cobran entrada) nos acercamos a la entrada, donde corre más viento. Este es un lugar generalmente con menos gente, por lo que también estamos más cómodas. De repente la gente empezó a venir por donde estábamos nosotras, vimos que la gente que entraba desde la calle estaba empapada, cuando abrían las cortinas y las puertas no podíamos creer como llovía.
Había tanta gente en nuestro lugar que el calor se hacía sentir a lo que se sumó la sequedad de garganta. Entonces decidimos ir a comprar agua (sí, así de jodidas somos). La barra queda al costado de la pista del centro, donde siempre se llena. Vimos que estaba vacío y comprendimos por qué: estaba inundada. Así como leen, en la pista central el agua nos llegaba a los pies, casi los tapaba. Cuando fuimos a comprar, la cajera me avisa que habían apagado todo. En ese momento se corta la música, el láser que tenía uno de los de seguridad empieza a hacerle luces al disk jockey, miramos abajo y el agua iba creciendo, iban entrando ramas y otros vegetales y, aunque ni quiera pensarlo, algo de mugre.
Fue todo cuestión de segundos, todo pasó en un flash. Inmediatamente nos hicieron subir al primer piso, a la pista de electrónica, el lugar del boliche que nunca habíamos pisado. Fue como una preocupación y caos multitudinario, nadie sabía muy bien que pasaba. Al ir subiendo la escaleras nos acordamos de una escena de Titanic. Subíamos los escalones y mirábamos para atrás para ver el agua y los reflejos de las luces en ella. Ya nos imaginábamos subidas a los sillones, una gritando “Come back” mientras la otra se caía al agua. MIÉRCOLES se ofreció a llevarme nadando hasta casa. Yo sólo se flotar así que tendría que confiar en ella y que la corriente fuera hasta el sur del Gran Buenos Aires.
La gente andaba revuelta, unos bailaban, otros buscaban preocupados a sus amigos, los de la pista de electrónica se quejaban porque habían empezado a poner reggaetón y cumbia, yo con dolor de panza, las dos no sabiendo cómo ibamos a volver a casa, todos rogando que bajara el agua.
Lindo recuerdo de “Está bueno Buenos Aires” se habrán llevado los australianos que se acercaron a hablarnos, dos hombres y una mujer. Ella, una divina, preguntaba si alguna vez nos había pasado, si era algo raro o si siempre era así. Todo le parecía “loco, loco”. Pero los australianos se coparon, se sacaron el calzado, se subieron los pantalones y se arriesgaron a un Palermo inundado.
Nuestro santuario tiene una entrada alta y si ahí el agua llegaba a los tobillos no queríamos imaginar hasta donde llegaba afuera. Sin duda hasta la cadera. Por eso que cuando todo se empezó a secar y el agua comenzó a ceder no nos quisimos arriesgar más, me calmé un poco y llamamos al auto para que nos fuera a buscar.
Sólo vino media hora antes de lo pedido anteriormente pero estábamos volviendo a casa, que era lo importante y, bonus track, casi secas. No nos habíamos ido demasiado producidas, mis sandalias me costaron $25 en un puestito en el Correo Central (no se me desintegraron con todo el agua así que debo reconocer que las subestimé), no nos levantamos ningún hombre, ni siquiera había mucho para mirar, podríamos haber ido a otro lado pero fuimos ahí, todo complotó para que la noche del sábado 19 fuera, como pocas, inolvidable.
AUSTRALIANO COPADO ANTES DE BAJAR AL RIO DE NUESTRO SANTUARIO!
NUESTRO RIO!
LUNES Y MIÉRCOLES
Amigas!!jeje nostras(Jueves, Viernes y yo) tuvimos una experiencia algo similar...solo que aca en verano casi todos los boliches son al aire libre...y después de que Viernes se dejara el DNI, Jueves llegara tarde (cosa que nunca pasa jejee) entramos al boliche y solo lloviznaba...después se largó mal...paró y volvió...después nos fuimos jaja apagaron la música y demás(el riego de toda la electricidad con el agua!!!pero a nadie le importaba...bailar bajo la lluvia..IMPAGABLE!!)la avenida inundada, nos corrieron de la ypf...no paraba un remis...teníamos frío..
ResponderEliminarpero WHAT A NIGHT!!!jaja INOLVIDABLE!!
podríamos decir que la lluvia es nuestra aliada para noches del recuerdo!!
LAS QUIERO!!!
jajajajajjajaaj.... la verdad que si eso no se llama INOLVIDABLE, nose a que otra cosa la podrías titular asi.
ResponderEliminarYo al contrario pase un sabado con lluvia, 8 horas literales bajo la tormenta el barro ye scuhando las pelotas.
Y si ningun taxi nos keria levantar ja.
NOOO Q NOCHEEEEEE
ResponderEliminarM recuerda a nuestra noche empapada!!!
hAY Q TENER NOCHES ASÍ JUNTAS!!
BESOTES, JAJAJ, YA ME LAS IMAGINÉ HACIENDO LA GRAN JACK Y ROSE !
jajaj!! que buena noche por dios, realemnte inolvidable!!
ResponderEliminarLa nuestra tambien fue buena, muy buena!
BESOTES