Se termina el invierno...de a poquito la ropa se aliviana arriba nuestro, andamos más en la calle y los días se extienden despacito.
Algunas se llenarán de esperanzas de conseguir un amor para primavera (de la misma manera que se ilusionan de conseguir un amor de verano, de invierno o de otoño), y otras van a odiar a todas las parejitas insoportables que pasen de la mano, de la misma forma que envidiábamos el calor de una mano ajena el día más frío de este invierno que se fue.
A diferencia del verano, el señor invierno no es muy añorado. A casi nadie le genera melancolía el fin del invierno, nadie hace recuento general de lo que pasó o no durante la estación más fría del año.
A mí el invierno, me gusta. No me encanta, pero no lo odio. Es que el invierno para mi es bastante natural. De donde vengo, es natural, hay más invierno que verano si sacamos la cuenta. Además, muchos de mis mejores recuerdos forman parte de alguna semana metidita en medio de las vacaciones de invierno.
Mi vida, que ahora se divide en semestres universitarios, se dividió toda la vida en vacaciones de verano y en inverno. El verano era ir a casa de mis abuelos "en el norte", y jugar hasta tarde, callejear, ver gente, jugar con mis primos.
El invierno, por otra parte, era hogar, nariz contra el vidrio helado, caminatas del brazo con mis amigas, algo caliente para tomar, el placard lleno de camisetas manga larga y camperitas, nieve en el pelo a la salida de la escuela si había algún tarado que le gustara molestar.
Si tengo que elegir los momentos más felices que recuerdo de mi niñez, cualquiera diría que fui la niña que más se aburrió en la historia.
Pero mis recuerdos más felices son estos: dormir todo el día con mi mamá una vez que no hubo clases porque nevaba mucho...ir en trineo por una calle medio empinada y quedar atrapada abajo de un auto estacionado (a pesar de que todos me gritaban : tirate al costado, tirate al costado)...estar acostadas en la cama, mientras mi mamá, que estaba embarazada, me enseñaba a hacer globitos "grandes" con el chicle (porque mi papá nos había traído una caja de chicles)...recorrer en auto mi ciudad, sentada atrás, mientras mis papás charlaban o repartían pedacitos de chocolate, sabiendo que no iba a llegar despierta a casa. Un locro con toda la familia junta por última vez. Tomar café con mis amigas y competir por ver a cual le quedaba con más espumita...
Son recuerdos estúpidos, pero son los que vienen a mi mente siempre que hago la asociación INVIERNO-CASA...
Si tuviera que elegir una sola cosa que extrañe de mi ciudad en este, mi primer invierno lejos, no dudaría en responder.
Lo que más extraño de un invierno verdadero en mi ciudad es salir temprano y llenar mis pulmones de aire puro patagónico. Si alguien del otro lado de la pantalla estuvo o está en el sur, y se levantó para ir a algún lugar tempranito, viendo cómo el césped estaba todavía con escarcha o repoblándose por la helada que hay en la vereda, tomó coraje y respiró hondo...sabe que no hay nada en el mundo que nos haga sentir más limpios, vivos y esperanzados, como llenarse los pulmones con el aire puro de una mañana patagónica.
Tomar mate entre amigos es una situación única. Es casi una ceremonia dónde compartimos no sólo el mate, sino también miles y miles de conversaciones...Cosas para decir. Todos tenemos miles de cosas por decir. ¿qué pasa con todo eso que se nos ocurre y queda por ahí, flotando en un lugar entre nuestra mente,el mate y el aire?... Mateando entre amigas es precisamente eso, un lugar donde plasmar lo que opinamos, esperando que alguien lo lea y lo comparta.
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El Sur es una de las cosas más lindas que tiene nuestro país...que suerte que tenés de haberte criado ahi!
ResponderEliminarcariños
(la próxima vez que vaya al Sur, prometo respirar con intensidad en alguna madrugada)
Hola!!!
ResponderEliminarQue linda entrada che!
Yo que recuerdos tengo... a ver... a ver me acuerdo del chocolate caliente, los helado diarios en verano (aca un verano insoportable), los juegos en la plaza, las chayas y las guerras de bombitas.
Este verano si puedo voy al sur y respiramos juntas!!
besotes!!
Hola! Las encontré gracias a Thomas del blog Tómalo o déjalo y la verdad que con este post me engancharon! Jaja!
ResponderEliminarSoy patagónica por adopción, y AMO Trelew, mi ciudad, no la cambio por ninguna. (Vine a Trelew, Chubut un 11 de diciembre de 1981, a los 12 años, así que siempre digo que soy trelewense por antigüedad, ajaja!)
Me encantó este post! =)
Y si, no hay nada más lindo que salir a las 7 AM en pleno invierno y tomar una bocanada de ese aire patagónico helado y sentirte más viva que nunca! Lo hice muchas veces al salir para la escuela o cuando daba clases antes del accidente. (Ahora lo extraño, estar en silla de ruedas no me ayuda a salir a las 7 de la mañana a respirar el aire patagónico, pero salgo más tarde, ajaja!) :P
Ya marco este blog como favorito y lo meto al Reader para saber cuando actualizan! =)
Cariños desde la Patagonia Argentina! =)
Gracias Ivana, nos emocionó tu comentario...
ResponderEliminary un GRACIAS GIGANTE a Thomas!!!!
Las materas crecen, y están felices :D
Gracias a vos Viernes por pasar por mi blog! =)
ResponderEliminarY si Thomas es lo más! :P A mí también me hizo un regalo para uno de mis blogs. =)
Nos estamos leyendo! =)
Beso! =)
por desgracia no conozco el sur, y debo decir q una de las razones por las q nunca fui es porq mi pobre cuerpecito no nació apto para las temperaturas bajas, el invierno donde vivo (Tucumán) es corto y tiene poquísimos días realmente fríos, y este año por primera vez en mi vida vi nevar en mi ciudad
ResponderEliminaraún así, aunq el invierno en particular de Tucumán me maltrate y el frío en general me haga mal, suena muy lindo lo q contás de la Patagonia; no mucha gente puede recordar con tanta ternura su niñez
saludos