Después de mucha, MUCHÍSIMA, ansiedad, nos subimos con MIÉRCOLES y mi hermana en el micro, viajamos muchas horas y al fin llegamos. Desde que nos subimos al auto para ir a la terminal y durante los dos días que estuvimos ahí nos reimos constantemente. En momentos no se nos borró la sonrisa, recorrimos poco, no había mucho por hacer pero nos la arreglamos. Es que hacer cosas con amigas produce eso, risas constantes a pesar de cualquier cosa.
Obviamente que la pasamos bien, pero había que volver. Acá es donde viene la cuestión... sufro de depresión post-viaje. Ya me di cuenta y ahora lo afirmo. Nos fuimos sólo un fin de semana y hoy, lunes, tengo una histeria en la que después de la vuelta me agarra el cuestionamiento hacia mi vida.
Y ahí es cuando empiezo a plantearme ir a vivir sola, mudarme de provincia, organizar otro viaje, retomar teatro y si no se da entrenar en dos clubes -para tener el sábado ocupado, conseguir novio, empezar a salir con hombres más grandes que yo, muchas cosas...
Es raro, o no, no lo sé. Son pocas cosas las que me levantan el ánimo los días así, delirar con las materas por ejemplo, o revivir las cosas que pasaron durante el viaje. Recuerdo la primer clase de filosofía que tuve en el colegio que decía que uno se pone a filosofar cuando vive situaciones límite. No es que uno no lo haga antes, aunque hay personas que parecen que no piensan en ningún momento, sino que esas situaciones hacen que indefectiblemente se nos active la perilla de la filosofía.
Creo que los viajes son, entonces, mi personal situación límite. Hoy me siento así, con ganas de irme a vivir sola, de volver a viajar, de retomar teatro, de empezar italiano, de empezar "pato", de faltar mañana a mi primer clase de conversation. De acá a que haga algo puede haber un largo trecho, de acá a la semana que viene... pueden cambiar muchas cosas.
MAÑANA EL BLOG CUMPLE UN AÑOOOOOO!!!!!!!! =)