domingo, 28 de febrero de 2010

Viva La Vida... VIVA COLDPLAY

por LUNES


Hoy voy a hablar desde mi alma, poniendo mis sensaciones sobre la mesa, sobre la pantalla mejor dicho. Voy a dejar un poco de lado todo lo que fui aprendiendo en años en la Licenciatura en Crítica de Arte y a abandonar la objetividad que intente tener en la mayoría de mis escritos, y por hoy voy a rechazar lo que aprendí faltando poco para licenciarme. Porque cuando algo te mueve tanto, y sigue obsesionando tu cabeza después de tantos días es difícil ser completamente objetivo aunque, creo, puedo.
En realidad, no es que no sea capaz de hacer una crítica objetiva del primer show de Viva La Vida Tour de Coldplay, que se llevó a cabo este viernes 26 en River, sino que no quiero hacerla porque esta banda supo despertar tantas sensaciones en mi interior en poco más de una hora y media de recital que me parece que valen la pena expresarlas acá.

Como se darán cuenta estoy hablando, como pocas veces, en primera persona. Porque haber vivido aquello del viernes, que hoy todavía retumba en mi cabeza tuvo sus efectos. A las 14 hs ya estabamos en River, a pesar de tener asientos numerados. Se decía que las puertas del estadio se abrirían a las 16 y para las 18 hs. estaba programado el primer show. A las 15.55 la gente de Prevención comenzó a formar las filas correspondientes y de una manera muy ordenada acerca de las 17 hs. se produjo el ingreso al estadio. La gente que ocupaba el campo corría hacia el lugar más cercano al escenario, se vio personas abrazarse al llegar, reirse, sorprenderse incluso algunos se hincaron de rodillas cual peregrinación. Finalmente EL DÍA que los seguidores de Coldplay venían esperando, con sustos, idas y vueltas, llegó.

Cuando la banda Rosal comenzó con sus canciones produjo una expectativa cuando pudimos comprobar que el sonido era ejemplar, pensando en cómo se escucharía la voz de Chris Martin en unas horas. Luego de este mini-show tocó el turno de la agrupación argentina Banda de turistas y luego la el grupo británico Bat For Lashes. A pesar del show hiperproducido de las excéntricas británicas y de su cantante con reminisencias a Björk, la desesperación crecía, la hora pactada se aproximaba.

Los miles de argentinos provenientes de varias provincias, la cantidad de extranjeros que vinieron exclusivamente a ver el show, como chilenos y colombianos, por fin pudieron saciar su ansiedad cuando a las 21.16 unos fuegos artificiales "tipo estrellitas" entraron al escenario. Fue el momento en que River estalló y empezó a sonar "Life In Technicolor" entre los gritos del público. En ese momento estallaron mis lágrimas también.

Debo confesar que nunca pensé llorar en un concierto en vivo, siempre veía en la tele a las chicas llorar por Arjona y nunca lo pude entender -bueno, en realidad todavía no entiendo que griten por él (por suerte aclaré que esta nota iba a ser subjetiva), sin ánimo de ofender a sus seguidoras (con el ánimo de ofenderlo a él). Hasta que el pasado viernes 26 de febrero Coldplay hizo lo suyo y sólo la música (ni siquiera Chris Martin había empezado a cantar, y yo ya estaba llorando) de aquellos a los que seguí por tantos años aún cuando la gente preguntaba "¿Coldplay? ¿Y esos quiénes son?" y los que estuvieron con su música en los momentos más importantes de mi vida (mi cumpleaños de 15, por ejemplo, en todos los momentos - la música la tuve que conseguir yo porque todavía eran poco conocidos a pesar de que ya existía su segundo cd) arrancó mis lágrimas. De felicidad, de emosión, de satisfacción, es raro de describir, de estar respirando el mismo aire que ellos, las lágrimas sólo salieron, sin explicación.

Cuando nos calmamos un poco (mi hermana acompaño mis lágrimas y mi felicidad) bajamos a de platea media a platea baja, aunque sabíamos que debíamos ver el show paradas. Nada nos importó, con tal de estar más cerca (aunque seguíamos viendo muy poco porque River es MONUMENTAL, sin exagerar), de nuevo ese sentimiento sin explicación de estar más cerca, mezclando nuestra mirada entre las pantallas gigantes y el escenario.

Las primeras cinco canciones cumplieron con la máxima que el público esperaba. A "Life In Technicolor" le siguieron cuatro de los temás más famosos de la banda: el reciente "Violet Hill" y los ya clásicos "Clocks", "In My Place" y "Yellow". Este último tema estuvo acompañado por un detalle que erizó la piel, decenas de grandes globos amarillos empezaron a volar por el campo que, junto con iluminación a tono, le agregaron a la canción un misticismo que quedará en los mejores recuerdos de los asistentes, sobre todo aquellos que pudimos observar todo el trayecto de los globos en el campo.
El show recorrió temas como "Fix You", "The Hardest Part", "Politik" y "Viva La Vida". Contó con una versión remix de "God Put A Smile Upon Your Face" con "Talk" interpretada en una plataforma de un lado del escenario, lo que provocó la envidia de una gran parte del público, obviamente la mía también. Luego Martin quedó solo con su piano para hacer una versión acústica de "The Hardest Part" demostrando una vez más su destreza en el instrumento. Jugó con sus dedos sobre el teclado, como lo hizo más de una vez en el show, todo un deleite.
Y el recital transitó así, con Chris Martin cambiando de instrumento de una canción a la otra incluso corriendo a través del escenario cuando debía dejar de SOLAMENTE cantar para ir al piano y acompañar su voz con el instrumento. Todo un showman con un talento tan grande como su carisma, acompañado con la actitud y el impecable sonido de los intrumentos de Guy Berryman (mi amor platónico, debo confesar), Jon Buckland y Will Champion, quienes también demostraron ser camaleones y cambiar sus intrumentos por otros distintos. Incluso Champion cantó su canción "Death Will Never Conquer" del disco en vivo Left Right Left Right acompañado por Chris en la armónica (un instrumento más y van...).
Una de las mejores partes del show, una de las más divertidas y emotivas fue cuando Chris Martin propuso (EN ESPAÑOL) hacer "la ola" con los celulares. El estadio se iluminó con los celulares levantándose como estrellas volcadas en un mar, increible, un público ejemplar. Seguido a esto, la banda sorprendió con un cover de "Billie Jean" de Michael Jackson cantada por Marin y Champion. En esta seguidilla de temas la banda estuvo en la otra plataforma, del lado opuesto del esenario, más envidia a los que estaban en el campo VIP.
Ahí mismo se desarrolló otra sorpresa, que vino de la mano de la nueva canción, hasta ese momento nunca antes presentada, "Don Quixote" dedicada al cálido público latinoamericano donde Coldplay pide que no perdamos nuestra forma de ser.

Y no la perderemos, considerando que Coldplay devuelve con creces lo que la gente espera. Cómo no vamos a ser cálidos y colaboradores si la banda brindó un recital espectacular que multiplicó su valor en pesos por algo que no tiene precio, eso que se siente en la boca del estómago. Como esas mariposas de papel volando de cuando interpretaron "Lover In Japan" o esos fuegos artificiales al terminar el show con "Death And All His Friends", así revoltosa se puso nuestra alma. ¡Viva Coldplay!



2 comentarios:

  1. comparto el sentimiento.. valio la pena ir hasta alla.. Saludos desde Paraguay..

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  2. amiga,
    una palabra nada más, para resumir:
    ENVIDIA!

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