viernes, 19 de agosto de 2011

Viernes: Tabú.

Allá, lejos, y hace once años, el profesor de plástica del colegio nos preguntó a nosotros, jóvenes ignorantes, si sabíamos qué quería decir la palabra TABÚ. Para variar, dijimos un montón de incongruencias (desde sexo a magia africana, para que se den una idea), pero no, no acertamos. Entonces él nos dijo que en el arte, como en la vida hay palabras y temas que son tabúes, y que depende siempre de la época y la sociedad en la que contextualicemos.


Ahora, vamos a mi súper diccionario:


TABÚ (voz polinesia que designa en algunas religiones lo que no puede tocarse o comerse) s. m. 1. Aquello que no se puede o no se debe mencionar, tratar, etc., debido a ciertos prejuicios, convenciones sociales, etc. 2- En ling., palabra o expresión que, por convenciones sociales, se procura evitar, como negro para referirse a personas, parir, morirse (se prefieren palabras como dar a luz o fallecer), etc.


Con mis migas de acá (entre las que se encuentran Martes y Jueves que son las pobres materas que tienen que soportarme semanalmente) nos gusta juntarnos cada tanto a comer y jugar al “Tabú” o “Palabras Prohibidas” (según la marca). El juego consiste en armar equipos, agarrar una tarjetita y lograr que nuestros compañeros de equipo logren adivinar una palabra X. La trampa está en que, para que ellos adivinen, uno tiene que ayudar, pero NO PUEDE DECIR DETERMINADAS PALABRAS, que justamente son muy importantes en relación al concepto a adivinar. En fin, es un juego muy entretenido, y más divertido aún si se juega con grupos de amigos que se conocen mucho (porque toma gran importancia el “sólo para entendidos”).Debo decir que con Jueves somos una gran dupla en este jueguito.


Todos tenemos temas tabúes, personales, y públicos. A veces hay cosas que simplemente no podemos decir en voz alta, porque nos superan. Otras veces, no las exponemos para que no pasen, para que no sea lo que es: una realidad. También puede ser cuestión de asumir y superar. De timidez, de miedo, de la mirada del otro. Hay gente que no puede hablar de sexo, que no le dice a las cosas su nombre real, y gente que calla. En todos los grupos hay “innombrables” ,”cuando vos ya sabes”, o apodos para no decir las cosas como son. Incluso dentro de las familias hay temas de los que “mejor no hablar”


“SOMOS DUEÑOS DE LO QUE DECIMOS Y ESCLAVOS DE LO QUE CALLAMOS”


No sé a quién corresponde la autoría de esta frase, pero concuerdo totalmente. Hacerse cargo de lo que uno opina, es coherente, pero hacerse cargo de los silencios que nos hacen eco adentro, cuesta mucho más. Somos cautivos de aquellas palabras o temas que no decimos. Que nos prohíben y nos prohibimos, decir, pensar, sentir.


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