Tenemos que hablar de Kevin. Tit. Orig: “We Need To Talk About Kevin” (Reino Unido, EE. UU., 2011). SAM 18 – 112’ Dirección: Lynne Ramsey. Actúan: Tilda Swinton, John C. Reilly, Ezra Miller, Jasper Newell, Shelly Gerasimovich.
Meses después de su premiere en el Festival de Cannes, llegó a las salas de nuestro país esta producción de la BBC, entre otras productoras, basada en el libro homónimo de 2003 de Lionel Shiver. Tenemos que hablar de Kevin retoma la temática del hijo (adolescente) difícil, perturbado, tratada ocasionalmente en el cine y en la televisión. Como Tate (Evan Peters) en la serie American Horror Story o Tracy (Evan Rachel Wood) en la película A los 13, Kevin (Ezra Miller) es un joven en conflicto casi constante con su madre, Eva (Tilda Swinton). Desde la concepción, no es un ser querido por ella, de lo cual él está muy consciente.
Haciendo uso de los flashbacks, Ramsey desarrolla la relación madre-hijo,
un vínculo de rechazo, violencia, antipatía que cuando parece mejorar vuelve
inmediatamente al punto de partida. Kevin la ignora, la maltrata pero la falta
de cariño es recíproca aunque no explícita. En el otro extremo está la relación
padre-hijo, de total confianza y amor.
La directora escocesa opone a Kevin y a Eva: los sienta enfrentados en el
piso, los sienta enfrentados en sillas; y los separa: mediante la mesa de la cárcel,
sus espaldas y sus propios sentimientos. La madre nunca es capaz de exponer sus
emociones (excepto cuando su hijo es pequeño y le manifiesta su desprecio y es
escuchada por su horrorizado marido - John C. Reilly).
Las cosas terminan (o comienzan a terminar) de arruinarse cuando el
adolescente causa que su pequeña hermana Celia (Shelly Gerasimovich) pierda un
ojo. La falta de culpa hace que su madre reaccione en su contra y sus actitudes
sean centro de las charlas del matrimonio. A pesar de esto, padre y madre no
mantienen un diálogo que busque afrontar los problemas del joven.
Madre e hijo comparten un día que culmina con una cena en la que Kevin
empieza a ser interrogado por ella. Como si no hiciera falta hablar de cosas,
él la interrumpe y adelanta las preguntas que ella puede llegar a formular pero
no da respuestas. “Qué bandas estoy escuchando estos días, ¿no?” Bien podría
haber dicho Marilyn Manson.
Típica historia americana, quizá, pero realizada de manera original sobre
todo gracias al uso de los flashbacks, del rojo como premonición de que algo
malo pasa, de la música y la gran actuación de sus protagonistas (Tilda Swinton
fue nominada a los Globo de Oro por este rol). La historia de Kevin bien podría
ser relatada en algún documental de Michael Moore (Bowling for Columbine: Un país en armas les puede dar una pista
acerca de qué se está hablando). Reales o no, personajes e historias como los
de Tenemos que hablar de Kevin son
capaces de erizar los pelos de los padres que creen que estas cosas no pasan en
los mejores hogares.
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