VIERNES JONES

A este Blog le estaba faltando mencionarla. No sé el resto, pero yo la adoro. Estoy hablando de ELLA, Bridget Jones. A Miles de mujeres (y por qué no hombres también) nos gusta la historia de esta treintañera, rubiecita, gordita e inglesa. La verdad, es que varias nos identificamos con este querible personaje. Bridget mete la pata, intenta adelgazar, se promete cambios, dejar de fumar, de tomar, trabajar en algún lugar digno, conservar a sus amigos, y mientras tanto, busca amor. Como todos.

La señorita Jones es a nuestra época lo que fueron las heroínas de Jane Austen en el siglo XIX. Austen vivió en la campiña inglesa. A pesar de su buena posición económica sólo pudo accedes a una educación básica porque era mujer. Igualmente, esto no la limitó en sus lecturas y tampoco en su propia producción. Jamás se caso, aunque los biógrafos que investigaron su vida aseguran que vivió un gran romance en su juventud, y que tuvo además una propuesta de matrimonio que no concretó. Si ahora una mujer tiene que soportar la carga de que la llamen “solterona” imaginen en aquella época, cuando además significaba depender de su familia paterna por siempre. Quizás en sus novelas, Jane le daba a sus protagonistas el final feliz que ella no pudo tener. Ahora, volvamos con Bridget. “El Diario de Bridget Jones”, estrenada en el 2001 si mi memoria no me falla, está basada en la novela de Heleng Filding, y claramente es un guiño de empatía con Jane Austen y sus obras.

Las heroínas de Austen son mujeres fuertes, pasionales, pero limitadas por cuestiones sociales. Marianne (personaje de “Sense and Sensibility”) transgrede las normas, y al igual que Lizzie (Elizabeth de “Proud and Prejuice”), y nuestra querida Bridget caen en las garras de Willoghby, Wickham o Daniel Cleaver (interpretado por Hugh Grant). Si son lindos, seductores, pero también son mentirosos, mujeriegos y poco confiables. Entonces aparece el otro galán. En realidad, siempre estuvo ahí, bajo sus narices. El coronel Brandom en Sense and Sensibility, y ambos MR. DARCY para Lizzie y Bridget. Ellos son masculinos, serios, centrados. Aunque a primera vista parezcan fanfarrones, son los primeros en defender a sus damas, porque a ellos les gustan “tal y como son”. (Aunque no tengan el carisma de Grant preguntando si “¿Acaso la faldita está enferma?)

Comparar me hace pensar en qué tan lejos estamos de las mujeres del siglo XIX. ¿Acaso no pretenden que sigamos un modelo de mujer perfecta? Jane Austen imaginó finales felices para todas, ¿no quisiéramos lo mismo?. Somos prisioneras de convenciones sociales, no estamos tan libres de prejuicios como parece. Solamente usamos otro tipo de corsé. Elizabeth Bennet debía ser sumisa, esmerada, bello adorno, buena madre, hija y esposa. Las Bridget contemporáneas debemos ser seguras, delgadas, exitosas, sexy. Porque si no nos espera un final triste, “al final acabaría muriendo gorda y sola, y me encontraran tres semanas después devorada por pastores alemanes”, en palabras de Bridget.

Que tire la primera piedra la que no se identifique con Bridget en algo. Ella hace el ridículo, no piensa mucho antes de hablar, está apegada a su familia a pesar de que son unos locos, se enamora de quien no debe, prejuzga, no logra bajar de peso, se hace la película en segundos, pasa vergüenza, intenta cocinar, mientras canta desafinadamente “ALL BY MYSELF” y observa la locura de sus amigos. Se siente sola, pero no pierde del todo las esperanzas. Y todo, lo plasma en un diario. Que bien podría ser un blog. No sé ustedes, pero yo, espero tener a mi Mark Darcy alguna vez.