viernes, 29 de junio de 2012

Viernes: Medianeras



La primera vez que vi Medianeras, me encantó. La  idea de verla surgió de la nada y con un grupo de gente que no es mi grupo de gente. Era verano, y la fuimos a ver a un lugar al aire libre, en mitad del film los espectadores lanzamos un “aaaaay” porque detrás de la pantalla, en la oscuridad de la noche, pasó una estrella fugaz. Más de uno pidió su deseo. Yo también, no recuerdo qué pedí, pero sé que muchas cosas cambiaron de esa parte hasta ahora, cuatro meses después.

Los protagonistas de esta película no se conocen ni comparten escenas hasta casi el final. Los vemos solos, deambulando por una ciudad inmensa, donde se camuflan como uno más. Y eso me hace pensar que todos somos protagonistas, todo el tiempo. La película es guiada por la voz en off de los actores y de algunas situaciones curiosas que les suceden. Él, Martín, diseña páginas web, vive en un monoambiente, tiene fobias que supera de a poco, fue dejado, es insomne, hipocondríaco,  vive conectado a internet, y usa como medio de transporte sus piernas, nada más. Ella, Mariana es una arquitecta que vive de decorar vidrieras, está volviendo a vivir sola luego de una ruptura con un hombre que en el fondo le era ajeno, huye de los hombres que no le interesan, conversa con un maniquí,  le tiene pánico a los ascensores, y el libro que marcó su vida fue “¿Dónde está Wally?”. Su pequeña angustia es también la mía: Mariana no puede encontrar a Wally en la ciudad….y en boca del personaje “si aún cuando sé a quién estoy buscando, no lo puedo encontrar, ¿cómo voy a encontrar al que estoy buscando si ni siquiera sé cómo es?. Uno, se pasa la película entera esperando que estas dos almas (con las que es tan fácil identificarse) se encuentren, porque viven en una ciudad inmensa, pero en la misma cuadra y no se conocen.

La peli gira en torno a la vida moderna: al amor, al desamor,  la soledad,  la urbanidad,  el constante ajetreo en el que vivimos, en la gente extraña que se nos cruza, en los miedos, las obsesiones, los deseos, el egoísmo, en la distancia que genera estar tan comunicados, rodeados de tecnología, en un mundo en el que es más fácil mantenerte al tanto de gente a la que no ves nunca ,que hablarle cara a cara al que tenés al lado.

Medianeras, se suma a la lista de películas de amor que veo una y otra vez, y con las que me identifico: 500 días con ella, Amelie, Bridget Jones… es una película inteligente, con buenos diálogos, buenísimas actuaciones, humor y melancolía en el momento oportuno. No es rebuscada y  por eso me gusta, porque plantea una historia sencilla en un contexto real.

Yo quiero el final en bicicleta, el amor a la vuelta de la esquina, las felices coincidencias que hagan que las cosas se den. Espero no perdérmelo, que los miedos-nervios no me nublen la vista  y me permitan encontrar a Wally, a Nino,  a Tom o a un intento de Mr. Darcy.

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