lunes, 25 de junio de 2012

Tiempos dificiles para los soñadores

por LUNES

Antes de empezar, perdón por las ausencias de estas semanas. Es que tenía tanto de que hablar que ya me bloqueaba antes de empezar. Ahora me decidí y voy a escribir de uno de los temas que ya había pensado. Y ya que estamos voy a seguir con la corriente del "aquí y ahora" pero esta vez vista desde el cine.

Hace poco vi Amelie (2001) por primera vez. Sabía muy poco de esta película francesa. Ni siquiera sabía de qué se trataba y sólo conocía a la protagonista. Audrey Tautou es Amelie Poulain, una joven parisina muy particular. Ella no disfruta el sexo y detesta las injusticias. Es por eso que decide dejar de probar suerte con los hombres y dedicarse a hacer feliz a la gente que la rodea (y a la que no tanto).

Todo comienza cuando, con el shock de la muerte de la princesa Diana, deja caer una botella que rompe un zócalo de su baño y encuentra una caja con objetos de un niño que habitó su hogar 40 años atrás. Ahora ese niño ya no es tal y, después de rastrear su paradero en el barrio -sobre todo gracias a su vecino Raymond-, decide devolverle su cajita de recuerdos. Luego de este acto anónimo, se ve sumamente reconfortada, lo que la anima a seguir provocándole felicidad a la gente que conoce.

Su ayuda toca a completos extraños (como un ciego al que ayuda a cruzar la calle), a sus conocidos (padre, compañeros de trabajo, clientes del café donde trabaja, el ayudante del frutero) y a los no tanto (Nino, un joven al que encuentra a veces en la estación de tren husmeando abajo de una cabina fotográfica para reconstruir fotos). Se siente una justiciera, como el Zorro, se imagina a sí misma así.

Pero de tanto pensar en los demás, Amelie se olvida de ella. O, mejor dicho, vive a través de las personas a las que ella ayuda. Pero no todo sale bien porque la vida está llena de decepciones. Además, ella no se permite estar dentro de la gente que ella ayuda. Nino (Mathieu Kassovitz) es uno de los que más la obsesiona y en quien pone mucho empeño para que descubra el hombre misterioso que todos los días se saca fotos en la cabina para dejarlas tiradas.

Nino es un poco como Amelie, soñador y naif. Trabaja en un tren del terror y en un sex shop, y en esos lugares ella intenta encontrarlo. Pero las cosas hacen que sus caminos no puedan cruzarse y además ella hace que en determinados momentos sea así. En situaciones ella huye del encuentro o se presenta desentendida. 

Amelie arma su propio "aquí y ahora" a través del "aquí y ahora" que construye a los demás. Sin embargo, se olvida de su propia vida y ese aislamiento que sufre desde pequeña se acrecienta cada vez más. Pero ahora duele, la hiere. Se imagina como sería su vida con Nino pero no escucha las señales del universo (mejor dicho, las escucha pero las ignora) y por lo tanto no lo ayuda... y eso la lastima.
Son tiempos difíciles para los soñadores

Si bien desde el principio al final me gustó la película (debo decir que se sumó a la lista de mis favoritas), este aspecto fue el que mas me "chocó". Debe ser que venimos hablando del tema hace bastante. De lo cobarde que somos para forjarnos nuestro propio destino pero también somos un poco Amelie: poniéndole piedras a un universo que quizá nos quiera un poco. Dejemos de usar tanto la cabeza y digámosle que sí a las situaciones que se nos presentan. Si vamos a pensar, que sea un poco más en nosotros.

Porque nunca sabemos cuando un Nino nos puede tocar la puerta. Hasta le podemos decir que no pero quizás insista y lo dejemos pasar. Nunca sabemos si podemos tener nuestro más tierno beso... y un final en bicicleta...

1 comentario:

  1. Hola!!!

    Es muy cierto lo que pones, debo reconocer que soy de esas que no se dejan llevar fací y que parece gustarme ponerme piedras en el camino. Espero escuchar las señales o dejar de ignorarlas y poder creeer que el universo, como vos decis, si me quiere un poco. Besoo

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