Viernes: OoooooM

Hace un par de semanas empecé yoga. Hace bastante quería empezar, pero pasaba lo que nos pasa a todos, decís algún día, y jamás comenzás.

Tengo poquitas clases encima, y obviamente no sé mucho del tema, pero me gusta y quiero aprender.  Trabajamos con el cuerpo, concentrándonos en la respiración. Uno se sorprende con cada postura de lo poco que nos conocemos, de la falta de conciencia sobre el propio cuerpo. Incluso la cara se relaja. Se van los seños fruncidos y aflojas la mandíbula.  Me gusta. Me ayuda a despejar a Viernes la Neurótica. Lograr no pensar en nada y estar pendiente de mi respiración y nada más, aunque sea un segundo, no tiene precio.

La profe crea con música y sonidos, un ambiente único. Dice poco, pero me hace pensar. Nos hace dejar el mundo y sus problemas afuera, lo que pasó, lo que va a pasar. Cuesta…abrís los ojos para pispiar cómo lo hace el resto, sin querer te das cuenta de que en lugar de pensar en tu respiración, estabas pensando en dónde dejé esto, cuánto falta para rendir esa materia, por qué hice aquello.

La profesora dijo algo que de verdad me llego… nos dijo que creyéramos en lo que creyéramos, pensáramos en “ hágase tu voluntad”.  Justo, con mi amiga, estábamos hablando de esos temas, de lo mal que a veces uno focaliza, de la mala onda que uno también irradia. Soy caprichosa, cabeza dura, terca como una mula. Quiero que las cosas salgan como quiero, como lo pensé, como lo hice, “como debe ser”…¿Cómo debe ser?...¿quien soy yo para decir cómo tienen que ser las cosas?

No relajo. Jamás me suelto. No dejo fluír. Eso traba. Traba lo bueno que me puede pasar, mi mente a veces es mi propio obstáculo.

Espero poder seguir haciendo esta nueva actividad, porque me gusta, me ayuda, hago ejercicio y me rio.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMM

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMM

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