Este viernes no tengo tema. Tengo necesidad de contarle a
alguien todo este manojo de cosas que tengo adentro, afuera, a los costados.
Aunque a nadie le importe, aunque no comente nadie, aunque sea una pérdida de
tiempo.
A casi dos meses de vivir sola, no me conozco. He vivido un
año, en dos meses. Viajes, salidas, reflexiones, madrugadas, dudas, peleas,
todo en dos meses. Y acá estoy. Viendo que cambié y que soy la misma viernes
boluda llena de cosas que no suman.
Segura de cosas que no puedo lograr e insegura con todo lo que no entiendo y no
puedo. Los domingos me odio, los miércoles me vuelvo a querer. Lo malo en mí se ha agigantado. Me nubla, me
rodea por todos lados. Y lo bueno, son los otros. Mi gran felicidad en este
momento es saber que tengo mucha gente apoyándome. Me hice dos amigas vecinas
para aguantar la soledad cuando es insoportable. Encontré un amigo del alma que
me alegra la vida con su sola presencia. Descubrí tres nuevas personitas en la
facu que pronto se hicieron amigos. Y recalqué amistades que están en todas. Mis materas incluidas (con decirles que la
mamá de Jueves me debe odiar por la cantidad de veces que la necesito acá). Ahora sé quien es quien, a quien le importas
como para caer de la nada y hablar por horas…y a quien no le influís.
Ya dormí un día con el gas abierto, ya salí adelante con un
par de accidentes domésticos. Ya hice de comer cosas ricas, ya quemé una
comida. Ya me hice amiga de la gata del consorcio y ya me resbalé en la
escalera. Ya me quedé dormida y ya tuve insomnio. Ya hice cosas que juré jamás
hacer, ya discutí con un plomero, ya le pedí fiado al kioskero del barrio. Ya
besé a alguien en mi depto, ya rompí mis propias reglas, ya me confundí, ya me
perdoné. Ya vinieron todos mis queridos amigos de acá y ya me alegré porque en
el verano vendrá mi mejor amiga. Y salí
en pijama a sacar la basura justo el día en que a mi vecina la visitó el
hermano que me encanta, ya me están enseñando a tejer, ya vomité en el baño. Ya
entró alguien que no quería y ya jugué a la lotería con Pochoclo, la personita
que más sonrisas me saca. Ya hablé sola y canté a gritos. Ya pasé todo un
domingo depresiva en casa, comí helado en la cama y miré películas. Ya lloré de
angustia, ya grité llorando, ya me reí llorando y ya reí a gritos. Ya me
decepcioné de un par de personas y ya me
dieron los mejores abrazos. Ya hablé horas con mi familia tirada en el piso. Ya
deliré con Lunes a la distancia y nos pasamos recetas. Creo que lo que me falta
es soñar que estoy acá, que esto que me pasa, es mi vida.
Pero, ¿y si todo esto no me lleva a ningún lado? No quiero
mirar atrás en un par de años y ver que
no avancé, que esta gente hermosa que tengo alrededor no está conmigo, que
estoy estancada. La primera semana todo el mundo me preguntaba si a la noche me
daba miedo. Me parecía tonto, ¿miedo de qué? Y ahora, en pleno día, tengo tanto
miedo de estar caminando en la cuerda floja…
Y mientras releo la nota y noto esa bipolaridad que me
circunda desde hace un mes…me llega un mensaje…de mi nuevo mejor amigo y me
hace sonreír con cosas que sólo él puede decirme justo ahora. Y luego otro
mensaje, de una de mis amigas, y se nota que es ella la que necesita buenas
palabras. Y me alegro de estar acá, de
necesitarnos, de ver que soy humana aunque nadie me ame, pero que tengo mucho
para dar.
Me quiero tener fe.