Bueno, si. YA TENGO 23 AÑOS Y SIETE DIAS. Este ha sido el cumpleaños mas desdichado de mi existencia. Las buenas costumbres nos dicen que eso no puede ser, que el cumpleañero debe estar feliz, ser cortes, agradable y bla bla. Como a mi me educaron muy bien, intenté ser simpática todo el día, a pesar de tener ganas gigantes de encerrarme a llorar en el baño. Pero no. Me la banqué todo el día. Pero cuando todo se terminó, a las siete de la madrugada del día siguiente y pude ser yo sola conmigo misma, rompí en llanto.
Motivos muchos y ninguno. Las metas que no alcancé. La gente que tengo lejos. La gente que tengo cerca. La soledad de sentirse rodeado. El tiempo que no para. Los balances. La incertidumbre. Envejecer y no crecer. Hacer todo mal. No merecer. Querer-Poder poder.
¿Dónde estoy parada? ¿Qué saco en limpio? ¿En quienes deposito lo mejor de mi?
Nunca me había sentido tan agotada como ahora. Me duermo después de dos horas de girar en la cama y cuando es hora de levantarme no quiero…todo el día tengo un bloque de concreto sobre el pecho.
Y NO SÉ QUÉ PASA. Soy y no soy. Me entierro en los libros de mi biblioteca y me trago uno por día. Pero cuando vuelo a la vida ni el perfume de los jazmines me hacen querer sacar el pijama.
No me alcanza con que el remissero que nos llevó a casa después del boliche nos dijera que “estamos paradas muy bien en la vida” o que “pensamos muy bien”, después de escuchar el sinfín de teorías que me brotaban de la boca. No me alcanza con que mi mamá me diga que no me preocupe tanto, que nadie me apura. No me alcanza con que mis amigas me digan palabras de ocasión (que pueden ser sinceras en algunos casos).
Mi pieza y yo estamos llenas de goteras, y está lloviendo mucho.
Ay, ay amiga, yo tengo 23 hace más de tres meses y no sabes como te entiendo, pero no es el año en si, el tener 23, porque vieja no me siento, sino es lo que tengo a los 23 y hay muchas noches que no tengo nada y como en tu pieza en la mía y sobretodo a la madrugada hay goteras, hay eternas vueltas en la cama, hay cabeza contra la almohada y miles de reproches.
ResponderEliminarCréeme que te entiendo y que estoy a tu disposición para lo que sea amiga, siempre.
¡Besote!