lunes, 14 de noviembre de 2011

Dime que hay debajo del disfraz

por LUNES

La piel que habito (2011) Dirige: Pedro Almodóvar. País: España. Duración: 120 min. Actúan: Antonio Banderas, Elena Anaya, Marisa Paredes, Jan Cornet, Roberto Álamo, Blanca Suárez, Bárbara Lennie, Susi Sánchez. Guion: Pedro Almodóvar; inspirado en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet. Producción: Agustín Almodóvar y Esther García. Música: Alberto Iglesias. Fotografía: José Luis Alcaine. Montaje: José Salcedo.

Biotecnología, aborto, transgénesis, mutación, se encuentran en el tapete desde hace años. Diarios, libros, televisión, noticieros, páginas web se ocupan de estos temas. Y el cine no queda exento.

La última película de Almodóvar, La piel que habito, se basa en el libro Mygale/Tarántula de Thierry Jonquet. El film va y viene en el tiempo, con cortes muy claros (pantalla negra, tipografía roja) para recorrer la construcción de la obsesión del doctor Robert Ledgard (Antonio Banderas). Vista desde el presente, parece una simple obstinación científica, relacionada con la ambición de poder, económica y con una búsqueda para hacerse un nombre con letras mayúsculas en el campo de las ciencias. Pero como tiene su precio, el doctor Ledgard ve truncados sus experimentos por los límites de la ética. La transgénesis no es aceptada por la comunidad, por lo que la combinación de células animales con humanas aún se encuentra del lado prohibido.

Sin embargo, el personaje de Banderas no abandona el desarrollo de esa piel, entre animales y humana, capaz de soportar calores extremos y ciertas heridas. Es ahí cuando empieza a armarse un rompecabezas que intenta aclarar cada vez más la real finalidad de Robert.

Tras esa piel hay una historia de muertes, engaños, suicidios, violaciones. Todo lo que sucedió en la vida del doctor, desde que su esposa estuvo envuelta en un accidente automovilístico y sufrió quemaduras en gran parte de su cuerpo, han cooperado para la construcción de su figura perturbada. Nada de lo que él hace es inocente, todo tiene un por qué. Almodóvar deja que el espectador decida cómo juzgarlo, si ese por qué están bien o mal... o no del todo bien o del todo mal...

Pero no solo detrás de la piel se encuentra una historia compleja, debajo de ella también. Claro que en un momento la historia detrás y la historia debajo se cruzan y comienzan a caminar juntas. Bajo esa dermis super resistente hay algo más de lo que se muestra. Vera (Elena Anaya) es el ratón de laboratorio de Ledgard, encerrada en su jaula, es resguardada y observada desde que arranca el experimento. Pero Vera no es eso que se ve, desde el principio se sabe que oculta algo cuando intenta suicidarse. Si toma esta medida extrema debe ser porque no todo está tan claro ni perfecto como la piel en la que habita. Quizá sea el encierro, se podrá concluir, pero Almodóvar (haciendo tremendo equipo con Alberto Iglesias -música- y José Luis Alcaine -fotografía-) va exponiendo constantemente que no es así.

La historia pasa por tópicos de lo mas tabú: violaciones, suicidios, transexualidad, demencia, apropiación de personas, secuestro, infidelidad, entre otros, para construir un tema, al fin y al cabo, no muy claro. El film puede gustarle mucho a algunos o disgustarle del todo a algunos otros. A medida que la película avanza, la violencia, el sexo, la ética se van haciendo presentes tanto visual como conceptualmente y se van desprendiendo las capas de la piel que habitan los personajes.

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