lunes, 24 de septiembre de 2012

Maravillas de Las Marcas

por LUNES

Con bombos y platillos se anunció la muestra Meraviglie dalle Marche, inaugurada el 7 de julio en el Museo Nacional de Arte Decorativo. Quizás esta sea la razón por la cual la fila para ingresar a la exposición rodea el acceso. A pesar que faltan pocos días para su finalización, los transeúntes de la Avenida Libertador se siguen sorprendiendo con  la cantidad de gente que espera para entrar. Tal vez no sea la espera de más de una hora que los asistentes de las primeras semanas tuvieron que soportar, pero aún se debe aguardar al menos media hora para adentrarse en este recorrido por “600 años de pintura italiana”.

Curada por Ángel Navarro, la exposición propone un itinerario que va del siglo XIV hasta el neoclasicismo del siglo XIX con obras provenientes de diferentes museos de La Marca. Esta región del centro de Italia fue cuna, hogar y taller de un importante número de artistas quienes pueden en Meraviglie.

La entrada a la sala está marcada por el personal de seguridad de la institución: el recorrido debe empezar en un determinado punto y terminar en otro. En el momento del ingreso se puede notar la tenue iluminación, ajustada a “normas internacionales de conservación preventiva” (como lo explican algunas marcas en la primer sala). A pesar de esto, la apreciación de algunas obras de gran tamaño se ve afectada debido a la luz en determinados puntos de la pintura.

Cuando se ingresa también se observa que el público comienza por orientar el itinerario: la fila del exterior continúa en las primeras obras de la primera sala, dedicada a los siglos XIV y XV. Tal vez se deba a que una de las primeras representaciones, protegida tras un cristal, sea la de la “Virgen con el niño” de Carlo Crivelli. Luego que la multitud se descontractura, el recorrido también se libera y se ve a los concurrentes pasar independientemente de un lado a otro de las salas.

Igualmente protegidos tras un cristal se encuentran “Beato Juan Duns Scoto – Santa Clara – San Luis Tolosa”, del mencionado Crivelli y el tan anunciado Rafael (“Santa Catalina de Alejandría”), que ocupa toda una pared diagonal de la sala  dedicada al Siglo XVI.

Con un subtítulo prometedor como “600 años de pintura italiana” se podría pensar que quien concurra a la exposición se topará con una numerosa cantidad de imágenes. Si a eso se le suma la abundante publicidad previa hecha en los diversos medios de comunicación; y el conocimiento, aunque quizá de unos pocos, que los cuadros pertenecen a la Pinacoteca Francesco Podesti y, además, a otros museos de la región, cuesta imaginarse que la muestra esté compuesta por sólo cuarenta y dos obras.

A pesar de eso, no se puede más que apreciar gratificado esos seis siglos de historia del arte, esos artistas como los antes mencionados, como Tiziano Veccelio, Federico Barocci, Cristoforo Roncalli, Andrea Lili, Guercino, Carlo Roncali, Adolfo de Carolis y otros tantos. Aunque sorprenda la rapidez con la que se puede realizar el recorrido, el Museo Nacional de Arte Decorativo le da la atmósfera necesaria (posibilitada por su diseño arquitectónico) a esta muestra de obras que sirvieron como inspiración tanto al arte mimético como a la ruptura de la vanguardia. En palabras del Director del Museo: “un sintético pero significativo itinerario de la iconografía religiosa italiana a lo largo de casi seiscientos años de historia”.

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